Cómo las fuerzas de paz de la ONU llevaron el cólera a Haití
Categorias: Salud y Medicina
Por Pictolic https://mail.pictolic.com/es/article/cmo-las-fuerzas-de-paz-de-la-onu-llevaron-el-clera-a-hait.htmlEl cólera sigue siendo una de las infecciones más insidiosas que la humanidad no ha podido superar por completo. De vez en cuando, esta enfermedad irrumpe en los rincones más pobres del planeta y se cobra muchas vidas. La mayor epidemia de cólera del siglo XXI se produjo en Haití en 2010. Y la culpa es de la ONU, la organización llamada a velar por la paz, la prosperidad y la salud.
La epidemia de cólera en Haití fue una de las más mortíferas de la historia moderna. Según cifras oficiales, se cobró la vida de 10 mil personas. Pero lo más probable es que esta cifra sea mucho mayor y pueda llegar a 30 mil. En total, alrededor de 2 millones de habitantes de la isla enfermaron. Sin embargo, muchos casos, especialmente en zonas rurales remotas, siguen sin denunciarse.
El cólera es una enfermedad mortal causada por varias bacterias de la especie Vibrio cholerae. Estos microorganismos atacan el intestino delgado, provocando vómitos y diarrea intensos. Como resultado, el cuerpo pierde rápidamente líquidos y electrolitos, lo que sin asistencia oportuna puede provocar la muerte. Sin embargo, con el tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes sobreviven y la tasa de mortalidad se mantiene por debajo del 1%.
El vibrio del cólera se transmite por vía fecal-oral. Por lo tanto, la enfermedad aparece cuando la gente tiene que beber agua contaminada. El cólera suele afectar a regiones del tercer mundo o a zonas afectadas por guerras y desastres naturales, donde la infraestructura está en malas condiciones.
En enero de 2010, un devastador terremoto de magnitud 7 golpeó Haití. Incluso para un país próspero, un cataclismo de ese calibre sería una prueba seria. Y para Haití, donde la mayoría de los edificios fueron construidos violando las regulaciones y estaban en mal estado de conservación, las consecuencias fueron verdaderamente catastróficas. Según diversas estimaciones, el número de muertos oscila entre 220 y 316 mil personas, convirtiendo la tragedia en una de las mayores en la historia de la región.
Las fuerzas de paz de la ONU llegaron a Haití para ayudar a las víctimas. Limpiaron escombros, ayudaron a los heridos, distribuyeron alimentos, ropa y medicinas y construyeron refugios temporales para los residentes. La misión se organizó con prisa, porque cada día de retraso podría costar nuevas vidas. Debido a esta prisa, muchos cascos azules no se sometieron a un examen médico exhaustivo. Fue esta decisión la que se convirtió en una tragedia, cuyas consecuencias fueron incluso peores que la destrucción provocada por el propio terremoto.
Tras la llegada de las fuerzas de paz a Haití, se inició un trabajo activo para organizar el alojamiento de los participantes en la misión de la ONU. Al mismo tiempo se construyeron enormes campamentos para alojar a las víctimas. Las grandes multitudes, combinadas con un sistema de alcantarillado dañado o completamente inexistente, provocaron que las aguas residuales se vertieran directamente en cuerpos de agua naturales.
Los residuos acabaron en el río Meie, del que los habitantes locales utilizaban agua para beber, cocinar, bañarse y lavar. Pronto los médicos detectaron los primeros casos de cólera. La epidemia se propagó con una velocidad increíble: en pocos días el número de infectados superó los 10 mil. Sin embargo, esto sólo afectaba a aquellos que tenían tiempo de buscar ayuda médica.
La investigación estableció rápidamente que la fuente de la epidemia era uno de los campamentos de la misión de la ONU. En este campamento no había instalaciones organizadas de drenaje ni tratamiento, por lo que los desechos iban directamente al río. Allí se albergó a personal militar y trabajadores de la construcción que habían llegado de Nepal, donde poco antes de su partida se había producido un brote de cólera. Es posible que algunos soldados hayan sido portadores de la bacteria Vibrio cholerae sin saberlo. Incluso después de identificarse la fuente de la infección, la ONU se negó a reconocer su responsabilidad y no tomó medidas urgentes para eliminar las consecuencias de la epidemia.
Más tarde, los expertos señalaron que la mayoría de las víctimas podrían haberse evitado. Bastaba con eliminar la fuente de infección y proporcionar a la población local pruebas de cólera accesibles. El costo de una de estas pruebas es de sólo 3-4 dólares e identifica al portador de la bacteria con una precisión del 99,9%. Con un diagnóstico y tratamiento oportuno los pacientes se recuperaron con éxito.
La situación se vio agravada por los merodeadores locales. El agua potable se ha convertido en un recurso increíblemente valioso en Haití, y los delincuentes han comenzado a destruir deliberadamente las tuberías de agua que funcionan. Su objetivo era simple: llenar tanques para la posterior venta de agua. Los especialistas que trabajaron para eliminar las consecuencias del desastre no lograron restablecer el sistema de abastecimiento de agua. Como resultado, los habitantes tuvieron que tomar agua directamente de los ríos, lo que sólo empeoró la propagación de la infección.
Sin embargo, con gran retraso, se adoptaron medidas contra el cólera. En 2013, parecía que la epidemia en Haití estaba bajo control. Pero la mayoría de las causas de la tragedia quedaron sin resolver y pronto la enfermedad comenzó a propagarse nuevamente. El cólera continuó cobrándose vidas en el país hasta febrero de 2019.
En el punto álgido de la epidemia, en 2011, un grupo de abogados de Boston creó el Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití. La organización presentó una demanda contra la ONU en nombre de 5.000 víctimas del cólera. Los abogados exigieron que se tomen medidas efectivas para combatir la enfermedad, que se paguen indemnizaciones a las víctimas y a las familias de los muertos y que los dirigentes de la ONU reconozcan su responsabilidad y emitan una disculpa oficial.
El brazo jurídico de la ONU desestimó la demanda, diciendo que no era admisible. Pero los activistas de derechos humanos no iban a rendirse. Presentaron una demanda ante el Tribunal Federal de Estados Unidos en Nueva York. Representantes de la ONU fueron citados a la audiencia, pero ignoraron la reunión, alegando inmunidad diplomática.
Uno de los abogados del Instituto, Philip Alston, anunció el monto de la indemnización requerida en una entrevista con la prensa. La ONU tuvo que pagar unos 40 mil millones de dólares a los familiares de 10 mil muertos y más de 800 mil enfermos. Al mismo tiempo, Alston enfatizó que el monto no es definitivo. Muchos casos de cólera quedaron sin denunciar y las consecuencias de la epidemia podrían durar años.
Philip Alston tenía razón. El cólera dejó a muchas familias sin sustentador y la ya debilitada economía de Haití sufrió otro golpe. En 2019, las autoridades del país, junto con la ONU, declararon oficialmente la victoria sobre la epidemia. Lamentablemente en 2022 la enfermedad volvió a manifestarse. Afortunadamente, esta vez sólo se han registrado unos pocos casos de la enfermedad en la capital del país, Puerto Príncipe. Sin embargo, incluso esto provocó disturbios generalizados, que derivaron en enfrentamientos y estallidos de violencia que se cobraron decenas de vidas.
Durante mucho tiempo, la ONU negó su participación en la epidemia. Los representantes de la organización afirmaron que no había pruebas de un vínculo entre las fuerzas de paz y el brote de cólera. Al mismo tiempo, estudios independientes realizados por científicos han demostrado que la cepa del cólera en Haití es genéticamente idéntica a la de Nepal.
Recién en 2016, seis años después de que comenzara el brote, la ONU reconoció oficialmente su papel. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, se disculpó por primera vez ante el pueblo de Haití por las acciones poco profesionales de la misión que contribuyeron a la propagación de la enfermedad. Pero esto fue sólo un gesto político, que no tenía nada que ver con el arrepentimiento. Este discurso no tuvo consecuencias jurídicas.
El Secretario dijo que la ONU era responsable de que las fuerzas de paz no pudieran detener la epidemia a tiempo.
No mencionó que la enfermedad fue traída al país por personal militar desde Nepal. El Secretario General también se negó a asumir toda la responsabilidad de la organización. Por supuesto, no se habló de ninguna responsabilidad por parte de la ONU. La organización está protegida de forma fiable frente a cualquier reclamación de indemnización gracias a la inmunidad diplomática.
El incidente del cólera en Haití ilustra cómo las buenas intenciones pueden convertirse en un verdadero desastre. A pesar del vínculo obvio entre las acciones de la misión de la ONU y la epidemia, la organización evitó la responsabilidad legal. ¿Pero qué opinas? ¿Cree usted que la ONU debería rendir cuentas por tales errores, incluso a pesar de su inmunidad diplomática? ¿Cómo cree usted que se podrán prevenir tragedias como esta en el futuro? Comparte tus ideas en los comentarios. ¡Discutámoslo juntos!
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