Cómo la psiquiatra Loretta Bender trató a niños con descargas eléctricas y drogas
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Por Pictolic https://mail.pictolic.com/es/article/cmo-la-psiquiatra-loretta-bender-trat-a-ninos-con-descargas-electricas-y-drogas.htmlLa historia de la medicina está llena de casos en los que se utilizaron métodos crueles y a veces bárbaros para tratar y prevenir enfermedades. Esto ocurrió con especial frecuencia en la psiquiatría, que durante muchos años sirvió como campo de pruebas para experimentos peligrosos. Muchas de ellas, incluida la lobotomía, aparecieron en el siglo XX, en la era de la ciencia y el progreso. La psiquiatra estadounidense Lauretta Bender hizo una importante contribución a la psiquiatría infantil, pero sus métodos son horrorosos: trataba la esquizofrenia en niños con descargas eléctricas y otros métodos duros.
La personalidad de Loretta Bender es bastante controvertida. No hay duda de que esta mujer era una neuropsiquiatra talentosa e hizo una importante contribución a la ciencia. Pero al mismo tiempo, muchos de sus métodos de tratamiento resultaron ser crueles y no solo no ayudaron a los pacientes, sino que incluso empeoraron su condición, añadiendo nuevo sufrimiento.
Loretta Bender nació el 9 de agosto de 1897 en Brutt, Montana, EE.UU. Tuvo dificultades de aprendizaje desde pequeña, probablemente debido a la dislexia. La niña tardó tres años enteros en terminar el primer grado. En la escuela la consideraban retrasada mental y sus padres tuvieron que darle clases particulares extra en casa. Hicieron un gran esfuerzo para ayudar a su hija a dominar el currículo escolar.
Gracias al apoyo y la paciencia de sus seres queridos, cuando se graduó de la escuela, Loretta no era diferente de sus compañeros. Ingresó con éxito en la universidad y obtuvo el título de licenciada en 1922. En un año, Bender recibió su maestría y en 1926 defendió su tesis doctoral en la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa. Por cierto, su primer trabajo científico estuvo dedicado al tema “Estudios hematológicos de la tuberculosis experimental en cobayas”.
A pesar de los detalles de su tesis doctoral, Bender decidió dedicarse a la psiquiatría. Durante varios años viajó por el mundo, adquiriendo experiencia en diferentes clínicas. Según ella misma comenta, estos viajes le ayudaron a ampliar sus horizontes profesionales. Después de explorar clínicas en Europa, Asia y América, Loretta regresó a los Estados Unidos y comenzó a trabajar en el Hospital Psiquiátrico de Boston.
Esta institución médica está especializada en trastornos psicopáticos. A Loretta no sólo se le confió tratar a los pacientes, sino que también se le permitió realizar investigaciones científicas. Ambicioso y enérgico, el Dr. Bender se entregó por completo a su trabajo. Al mismo tiempo, logró casarse y dar a luz tres hijos, uno tras otro.
Loretta notó que sus hijos heredaron su trastorno y tenían grandes dificultades para aprender incluso cosas simples. Su marido murió trágicamente en un accidente automovilístico, dejándola viuda. Después de esta pérdida, Loretta se dedicó a trabajar y a criar a sus hijos durante muchos años. Se casó por segunda vez sólo en edad madura.
En la Clínica Boston, Bender se centró en el tratamiento de trastornos mentales en niños. El departamento que ella dirigía albergaba a niños abandonados. Sus padres los abandonaron inmediatamente después del nacimiento o no pudieron brindarles la atención adecuada. Se podría decir que estos pequeños pacientes estaban completamente bajo el control de Loretta, y a menudo nadie más se preocupaba por ellos.
En la década de 1930, cuando Bender estaba activo, la psiquiatría infantil estaba recién surgiendo como campo. Los diagnósticos dejaban mucho que desear: muchas enfermedades se explicaban por una mala educación o un carácter innato. Además, en aquella época se valoraban mucho las diferencias raciales y los pacientes negros solían recibir un trato diferente al de los pacientes blancos. Para crédito de la Dra. Bender, ella no discriminó por el color de la piel: sus métodos se aplicaron por igual a todos, independientemente de su origen.
Después de varios años de trabajar en Boston, el médico se trasladó al Hospital Bellevue de Nueva York. Fue allí donde su carrera alcanzó su apogeo. Loretta Bender fue la primera psiquiatra en diagnosticar activamente la esquizofrenia infantil. Incluso lo recibieron aquellos que sólo tenían problemas de conducta o retrasos en el desarrollo. La médica utilizó docenas de métodos de tratamiento, tanto prestados como propios. Pero lo que más le gustaba era la terapia electroconvulsiva (TEC).
La terapia electroconvulsiva se utilizó por primera vez para tratar a niños a principios de la década de 1940 en Francia. Tras estudiar los materiales de las clínicas parisinas, Bender concluyó que el método funciona. Vale la pena contar con más detalle cómo se llevó a cabo este procedimiento. El paciente estaba firmemente atado con cinturones a la camilla y se le colocaban electrodos en las sienes, a veces envueltos en una gasa húmeda para una mejor conductividad de la corriente.
Se aplicó una corriente a los electrodos, que penetró en el cerebro, provocando un dolor intenso y convulsiones insoportables. Modificando la intensidad de la corriente, la colocación de los electrodos y otros parámetros, los psiquiatras intentaron encontrar la solución “óptima” para cada caso. La TEC todavía se utiliza hoy en día en psiquiatría, aunque con extrema precaución, como uno de los métodos de tratamiento más radicales. En la medicina moderna todavía existe controversia en torno a este método.
En 1947, Bender administró TEC a 98 niños diagnosticados con esquizofrenia infantil. En ese momento, se sabía poco sobre los efectos de dicha terapia en el cuerpo, y Loretta se aventuró a experimentar. A los niños se les obligó a realizar pruebas antes y después de la TEC. El médico observó que después de cada sesión los niños se volvían más ansiosos. Sus capacidades verbales también se deterioraron: los dibujos de los pequeños pacientes se volvieron más primitivos.
Pero eso no fue suficiente para Loretta Bender. Complementó la terapia electroconvulsiva con experimentos utilizando dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25). Sí, estamos hablando del mismo LSD que todo el mundo conoce. En aquellos años todavía no existían fármacos psicotrópicos eficaces, pero los médicos experimentaban activamente con sustancias narcóticas.
Otro método que utilizó Bender, que era más parecido a una tortura, fue un tratamiento de choque de insulina combinado con metrazol. Al paciente le administraron grandes cantidades de insulina para inducirle un coma y luego le administraron metrazol para inducirle convulsiones epilépticas. A veces, estos procedimientos terminaban en muerte, y los niños eran víctimas especialmente frecuentes. Con la llegada de los psicofármacos modernos, la TEC y el shock insulínico han ido pasando poco a poco a un segundo plano.
Los experimentos de Bender con niños enfermos eran dolorosos y peligrosos. Hoy en día, la doctora podría perfectamente recibir una sentencia de cadena perpetua por implementar sus audaces ideas. Pero en los años 1930 y 1950, todo lo que hacía se consideraba aceptable. Además, a pesar de la crueldad de sus métodos, Loretta Bender hizo una contribución significativa al desarrollo de la ciencia médica.
La mujer fue una de las primeras en estudiar seriamente el autismo. Sus métodos de diagnóstico permitieron identificar este trastorno a una edad muy temprana. Es cierto que Bender estaba obsesionado con la idea de la esquizofrenia infantil y consideraba que el autismo era una de sus manifestaciones. Sin embargo, las bases que sentó el científico hace más de 70 años todavía se utilizan en medicina.
Loretta Bender se convirtió en líder del movimiento de psiquiatras que se oponían a las opiniones freudianas sobre los trastornos infantiles. Con la llegada de la teoría del psicoanálisis de Freud, ésta empezó a utilizarse en todas partes, incluso en el trabajo con niños. Según Freud y sus seguidores, la ansiedad infantil surgió de la hostilidad y la agresión tempranas.
El Dr. Bender rechazó rotundamente esta opinión. Ella creía que la ansiedad, la agresión y la hostilidad infantiles eran causadas por frustración o problemas de desarrollo, físicos o ambientales. Loretta creía que las familias debían mejorar el modo en que trataban a los niños, en lugar de enviarlos sin pensar a un orfanato o a un hospital psiquiátrico por cada problema. Éste es, sin duda, su mérito como médico y científico. Loretta Bender murió en 1987, a la edad de 90 años. Continuó trabajando hasta los últimos días de su vida.
La historia de Loretta Bender es un brillante ejemplo de cómo la ciencia puede hacer avanzar la medicina, pero también dar lugar a tratamientos controvertidos e incluso crueles. ¿Cree usted que tales experimentos podrían justificarse si contribuyeron al desarrollo de la psiquiatría? ¡Comparte tu opinión en los comentarios!
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