¿Qué es el “efecto espectador” o por qué una persona queda sin ayuda en una multitud?
Es probable que hayas visto vídeos de varios incidentes. A menudo se trata de personas que no tienen prisa por ayudar a las víctimas. Simplemente se quedan allí parados, mirando o filmando lo que sucede en sus teléfonos. Este comportamiento es indignante: ¿cómo puede uno quedarse al margen cuando alguien necesita ayuda urgentemente?
De hecho, hay un fenómeno psicológico interesante en juego aquí. Se llama “efecto espectador” o “síndrome de Genovese”. Este efecto impide que incluso las personas amables y comprensivas se apresuren a ayudar a alguien en problemas.
Los psicólogos han descubierto que cuantas más personas presencian un incidente, menor es la probabilidad de que alguien preste ayuda. Parecería que la lógica sugiere lo contrario: en una multitud hay más posibilidades de encontrar a una persona dispuesta a ayudar. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que la situación está evolucionando de manera diferente. Los científicos han encontrado una explicación para esta paradoja.
En el libro "Psicología Social", el psicólogo estadounidense David Myers describe en detalle la esencia del efecto espectador. Este fenómeno funciona de forma sencilla: cuantas más personas observan un incidente, menos probable es que acudan al rescate. En otras palabras, la probabilidad de asistencia disminuye a medida que aumenta el número de testigos presenciales.
Este fenómeno se observó por primera vez en 1968. John Darley, de la Universidad de Nueva York, y Bibb Latané, de la Universidad de Columbia, examinaron la tragedia que ocurrió cuatro años antes. El 13 de marzo de 1964 tuvo lugar en Nueva York el brutal asesinato de Kitty Genovese. El crimen se cometió delante de muchos testigos, pero ninguno de ellos intervino. Fue esta historia la que impulsó a los científicos a estudiar el comportamiento paradójico de las personas en situaciones similares.
Inmediatamente después del ataque, la niña comenzó a pedir ayuda. En las ventanas de las casas vecinas comenzaron a encenderse luces y el delincuente desapareció por un rato. Esperó, de pie cerca, para ver cómo reaccionaba la gente. Pero cuando vio que nadie se había decidido a ayudar a la víctima, regresó y completó su plan.
Kitty Genovese murió en plena calle, frente a decenas de testigos que observaban desde sus ventanas. Nadie intentó detener al criminal, nadie salió a ayudar a la niña, incluso cuando desapareció. Ella estaba sangrando en la acera y no llamaron a la policía hasta una hora después. Posteriormente la investigación estableció que al menos 40 personas presenciaron el asesinato.
En el libro "Psicología de la Ayuda. En su libro "Altruismo, Egoísmo, Empatía", el psicólogo Evgeny Ilyin habla de más de 25 años de investigación sobre este fenómeno. Resulta que el efecto espectador no solo funciona en situaciones delictivas. No se trata de indiferencia, sino de miedo.
Como ejemplo, el autor cita la novela Vida y destino de Vasily Grossman. En una escena, un prisionero mata a otro en pleno cuartel lleno de gente. Pero todos los demás prefieren fingir que están dormidos. Así se manifiesta el mecanismo que hace que las personas se mantengan alejadas incluso cuando la ayuda es vitalmente necesaria.
David Myers añade que la gente a menudo queda paralizada por el miedo a ver las consecuencias de sus intervenciones. Generalmente lleva tiempo hasta que los transeúntes se dan cuenta de que la situación es realmente una emergencia. Además, muchos están tratando de evaluar qué grado de responsabilidad personal tienen por lo que está sucediendo.
Aquí es importante tener en cuenta a la propia víctima. Las investigaciones muestran que las personas con discapacidad, las mujeres embarazadas y los niños reciben ayuda más rápido que otros. Pero las personas que se meten en problemas bajo la influencia del alcohol o las drogas corren el riesgo de quedarse sin apoyo.
También existe un punto de vista alternativo. Algunos psicólogos creen que el papel principal no lo juega el miedo o la incapacidad de actuar rápidamente. En su opinión, la principal razón de la inacción es trasladar la responsabilidad a otros. La persona involuntariamente piensa: “¿Por qué debería hacer esto?” Al fin y al cabo, hay muchísima gente que quizás esté mejor preparada para afrontar este tipo de situaciones.
La iniciativa se ahoga en la expectativa de que alguien más dará el primer paso. Por supuesto, el miedo también juega un papel: muchos tienen miedo del llamado trauma del testigo y se dan cuenta de que el horror de lo sucedido permanecerá en su memoria durante mucho tiempo.
Vale la pena aclarar que el efecto espectador sólo funciona en un grupo de personas. Cuantos más testigos haya, menor será la motivación de cada uno de ellos para acudir al rescate. Si sólo hay una o dos personas presentes, las posibilidades de obtener ayuda de la víctima son mucho mayores.
La próxima vez que vea una multitud de espectadores en la escena de un accidente o pelea, no se sorprenda. Estas personas simplemente están sucumbiendo a uno de los lados desagradables de la naturaleza humana. Ahora entiendes por qué sucede esto. Tal vez sea este conocimiento el que le ayudará a no quedarse al margen y convertirse en esa misma persona que finalmente decidirá actuar.
¿Crees que es posible superar el “efecto espectador”? ¿Qué cree usted que puede motivar a las personas a no trasladar la responsabilidad a otros, sino a actuar con decisión en una emergencia? ¡Comparte tus pensamientos e historias en los comentarios!